La falta de interconexión con Europa y la dependencia de recursos propios en emergencias.
El reciente apagón masivo en España y Portugal reveló las complejidades de sus sistemas eléctricos únicos en Europa. La escasa interconexión con el continente y la dependencia de sus propios recursos han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la península ibérica como una «isla energética».
El apagón masivo que afectó a millones de personas en España y Portugal el pasado lunes puso en evidencia la singularidad de sus sistemas eléctricos, al carecer de conexiones significativas con el resto de Europa. Este evento dejó a los habitantes de la península ibérica sin suministro eléctrico durante horas, afectando servicios esenciales como el transporte ferroviario, las telecomunicaciones y el comercio.
La escasa interconexión de la península ibérica, con una tasa del 2% en comparación con el 10% recomendado por la Unión Europea para 2022, se debe a barreras geográficas como los Pirineos y obstáculos técnicos y políticos para aumentar la capacidad de los enlaces transfronterizos con Francia y Marruecos. Esta condición ha llevado a que se le denomine como una «isla energética», obligando a los dos países a depender en gran medida de sus propios recursos en situaciones de emergencia.
A pesar de las limitaciones que implica ser una «isla energética», esta configuración ha traído beneficios en momentos de crisis, como el «mecanismo ibérico» aprobado por la Unión Europea en 2022 para contener los precios del gas en medio de la guerra en Ucrania. Además, la península ibérica ha demostrado ser uno de los sistemas energéticos más verdes del mundo, con más del 75% de la electricidad consumida proveniente de fuentes renovables en el momento del apagón.
La coordinación a través del Mercado Ibérico de Electricidad ha permitido una gestión eficiente de la energía entre España y Portugal, aunque eventos extremos como el apagón del lunes ponen de manifiesto la vulnerabilidad del sistema ante la falta de apoyo externo. La intermitencia de las energías renovables y la necesidad de tecnologías para compensar sus fluctuaciones representan desafíos adicionales.
El futuro plantea la posibilidad de que España y Portugal se conviertan en exportadores netos de energía limpia, siempre y cuando se aumente la capacidad de interconexión con Europa. Sin embargo, la oposición de Francia y la lentitud en la construcción de nuevos enlaces eléctricos han obstaculizado estos planes. Expertos enfatizan la importancia de invertir en baterías, redes inteligentes y sistemas de almacenamiento para gestionar de manera óptima la energía renovable excedente en la península ibérica.
En resumen, el apagón masivo del lunes ha puesto de relieve la complejidad y los desafíos que enfrenta la península ibérica como «isla energética», destacando la necesidad de medidas urgentes para fortalecer su sistema eléctrico y garantizar un suministro seguro y sostenible en el futuro.
El futuro de España y Portugal como exportadores de energía limpia depende de una mayor interconexión con Europa y de inversiones en tecnologías para gestionar eficientemente la energía renovable. Es fundamental tomar medidas urgentes para fortalecer el sistema eléctrico y garantizar un suministro seguro y sostenible en el futuro.